El poeta de la ciudad donde se come arroz, carne y arroz
Conocido comúnmente como el Tuerto López, es la más importante figura de las letras cartageneras y una de las cumbres de la poesía con amplio reconocimiento en el plano Nacional e internacional. Nació el 11 de junio de 1879 y murió el 30 de octubre de 1950, en la “Arcadia del Caribe”, como el llamaba a Cartagena, su ciudad natal.
Su obra poética sigue siendo admirada en Colombia y el mundo, cuya huella es notable en escritores de la talla de Ramón del Valle Inclán, Vicente Huidobro y Gerardo Diego.
Para Unamuno el Tuerto López es el más original de los poetas de habla castellana y Rubén Darío lo llamó “el último clásico de América”. En su juventud llevó una vida andariega y bohemia, habiendo ocupado cargos diplomáticos en Munich, Baltimore y Nueva York. Sus escritos llenos de sátira, burla y sorna, rompen con la empalagosa poesía tradicional, aunque se mantiene en la línea clásica del soneto y del verso tónico y medido.
Fue fundador y director de la revista “La Juventud” y con un grupo de bohemios organizó la tertulia de El Bodegón, a la postre el único taller de literatura de trascendencia en la ciudad. Es autor de los libros “De mi Villorrio”, “Posturas difíciles”, “Varios a Varios” y “Por el atajo”. Su obra ha sido traducida a muchos idiomas, pero donde más se lee y estudia la poesía del Tuerto es en Rusia, cuyos intelectuales, pocos años antes de morir, en 1949, lo propusieron como candidato al Premio Nóbel de Literatura.
Su obra poética sigue siendo admirada en Colombia y el mundo, cuya huella es notable en escritores de la talla de Ramón del Valle Inclán, Vicente Huidobro y Gerardo Diego.
Para Unamuno el Tuerto López es el más original de los poetas de habla castellana y Rubén Darío lo llamó “el último clásico de América”. En su juventud llevó una vida andariega y bohemia, habiendo ocupado cargos diplomáticos en Munich, Baltimore y Nueva York. Sus escritos llenos de sátira, burla y sorna, rompen con la empalagosa poesía tradicional, aunque se mantiene en la línea clásica del soneto y del verso tónico y medido.
Fue fundador y director de la revista “La Juventud” y con un grupo de bohemios organizó la tertulia de El Bodegón, a la postre el único taller de literatura de trascendencia en la ciudad. Es autor de los libros “De mi Villorrio”, “Posturas difíciles”, “Varios a Varios” y “Por el atajo”. Su obra ha sido traducida a muchos idiomas, pero donde más se lee y estudia la poesía del Tuerto es en Rusia, cuyos intelectuales, pocos años antes de morir, en 1949, lo propusieron como candidato al Premio Nóbel de Literatura.
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